El blog de una morocha apasionada, histerica y paranoica que le escribe al amor, al rock y a otros placeres y dolores de la vida...

27.4.08

Escena final de El Gran Dictador

Por el parecido físico entre el barbero y el dictador Astolfo Hynkel produce una gran confusión. Es por eso que Hynkel es tomado prisionero por su propia fuerza militar mientras que el barbero es llevado a decir un discurso sobre el inicio de la conquista del mundo. En vez de eso, da una gran mensaje a la humanidad...


Esta película, escrita, dirigida y protagonizada por Charles Chaplin, es del año 1940. Por supuesto, fue censurada en Alemania. Hitler pidió una copia para verla solo. Lo hizo dos veces, pero no se sabe cual fue su reacción.

Hollywood no quería que Chaplin filmase esa película al punto que él mismo se la tuvo que financiar. No se le permitió entrar a Estados Unidos ya que se lo consideraba comunista.

21.4.08

Grupo Clarín vs Gobierno K: Titanes en el ring

En los últimos día han salidos distintos cuestionamientos sobre la libertad de prensa en nuestro país. Por un lado la concentración de medios, especialmente por el Grupo Clarín. Por el otro, la presidenta Cristina Kirchner que en seguida sale a responder y cuestionar a cualquier comentario negativo que la prensa hace de su gobierno. El mayor ejemplo de esto es el dibujo de Hermenegildo Sabat que le hizo correr en maquillaje, calificándolo de “mensaje cuasimafioso” durante el discurso que brindó en Plaza de Mayo el pasado 4 de abril. Además de comparar "estos días de marzo" con los momentos previos al derrocamiento de María Estela Martínez de Perón de la presidencia en 1976. Este fue uno de los detonantes para la polémica guerra entre el Grupo Clarín y el Gobierno K, que se desencadenó con el conflicto agrario que representa una mancha negra más en los (apenas) casi cuatro meses de lo que va de la presidencia de la Señora Kirchner.


La nota de Clarín del 3 de marzo, que ilustró Sabat, escrita por Eduardo Van Der Kooy y titulada “Cristina, desafiada por un tiempo político nuevo y desconocido”, criticó ampliamente la posición del gobierno kirchnerista con el campo sosteniendo que éste se animó con la presidenta “luego de verificar que Cristina insinuaba un modo de gobierno idéntico al de su antecesor y contrario a las expectativas que había generado en la campaña.”

Con las duras acusaciones de la presidenta a la nota, y sobre todo a la caricatura, la oposición se hizo escuchar. El diputado radical Ignacio García Hamilton presentó un proyecto de resolución en el Congreso para "adherir a las críticas efectuadas desde todos los campos de la cultura y del periodismo". El radical santafecino Pedro Azcoiti propuso que la Cámara exprese "su desagrado por las consideraciones" de la primer mandatario.
El gobierno siguió respondiendo, pero esta vez con de la mano su caballero con armadura: el piquetero oficialista (corrección, profesor) Luís D’Elia. Este personaje ya protagonizó dos episodios claves. Primero en la marcha del 25 de marzo en Plaza de Mayo en rechazo al discurso de la presidenta. D’Elia y sus soldados aparecieron desalojando violentamente a los manifestantes, supuestamente en nombre del “pueblo”. Días después le siguió su cuestionada presencia en el programa de “A Dos Voces”, de TN. Con el patoterismo que lo identifica, D’Elia disparó a Clarín considerando que es “una pistola en la cabeza de la democracia” y “un monopolio que afecta a la libertad de prensa”. Fernando Iglesias, diputado de la Coalición Cívica, también presente en el programa y calificado por D’Elia como “chupamedia del Grupo Clarín”, cuestionó la posición del profesor ya que crítica a un monopolio dictatorial “que hace lo que quiere” al mismo tiempo que forma parte del oficialismo que gobierna hace 5 años. Luego criticó al gobierno por la prometida reforma fiscal que nunca se hizo y agregó: “la presidenta y el oficialismo tienen que dejar de hablar como si fueran la oposición y tomar las responsabilidades y corregir los errores”. El profesor no dijo mas nada.

El diario Ámbito Financiero sacó a la luz otras cuestiones sobre la amistad entre el Grupo Clarín y el gobierno K. Por un lado con la modificación de la Ley de Quiebras, resultado de la sociedad Kirchner-Duhalde y que significó una protección legal para Clarín. Luego la Ley de Patrimonio Cultural, sancionada el 18 de junio de 2003, que indica en su artículo 2: “la propiedad de los medios de comunicación (…) deberá ser de empresas nacionales, permitiéndose la participación de empresas extranjeras hasta un máximo del 30% del capital accionario y que otorgue derecho a voto hasta por el mismo porcentaje”, beneficiando también al multimedio.

También hay que analizar dos puntos claves en la división de caminos. En primer lugar, las disputas por la propiedad de Telecom. En segundo lugar, el tema de la televisión digital. Clarín, propietario de CableVision y Multicanal, se inclina por la norma ATSC norteamericano, ya adoptado por Estados Unidos, Canadá y México. Mientras que el gobierno tiene como opción el sistema ISDB-T japonés, mas avanzada tecnológicamente pero que solo ha sido adoptada por Brasil y Japón.

Una de las últimas noticias que puso al Grupo Clarín y al Estado bajo la lupa tuvo con ver con Papel Prensa que impidió a la Secretaría de Ambiente realizar una inspección para analizar una probable contaminación que genera su planta en San Pedro. El fiscal Patricio Murray declaró al diario Crítica que Papel Prensa tiene vencido el certificado de aptitud ambiental desde abril del 2004. En su defensa, la planta negó rotundamente que existiera contaminación por su causa…

La pelea entre Clarín y el gobierno deja muchos interrogantes. “El gran diario argentino” quien hasta no hace mucho era la voz oficial del gobierno se ha convertido en uno de sus mayores detractores al mismo tiempo que la presidencia de Cristina baja su popularidad. Sin embargo la posibilidad de una “reconciliación” no puede descartarse ya que algo seguro es que no se puede gobernar el país con un monstruo como Clarín en contra. Mientras tanto, las partes se manejan según sus beneficios y los argentinos ya no saben a quién creerle.
Clara Chauvin