El Muchacho del Puerto

Yo estaba
ese 3 de enero
como en una de las tantas tardes de verano
visitando el puerto
disfrutando del calido aire
que mi rostro recibía
calmando el insoportable calor
y él llegó
y se sentó a mirar el río.
Yo lo observaba a unos metros
algo en su persona
me había llamado la atención.
En su rostro se reflejaba preocupación
parecía deprimido
que algo grave le había sucedido.
Encendía un cigarrillo tras otro
para así calmar su ansiedad
y por momentos parecía
que hacia un gran esfuerzo
para no explotar en llanto.
Yo quería tanto
acercarme a él
y preguntarle que le sucedía
pero no lo hice
no me anime
y así
me fui
mirándolo
a medida que me alejaba.
Mientras seguía mi camino
de regreso a casa
él continuaba en mi cabeza
y sentía mucho
no haberle hablado.